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FILOSOFÍA

En apariencia, el Shorinji Kempo es un arte marcial como las demás, con sus técnicas y sus ejercicios, pero la realidad es que detrás de la verdadera eficacia que encierran sus técnicas marciales, se halla toda una filosofía que tiene por objetivo desarrollar toda las potencialidades de sus practicantes.

Tras la Segunda Guerra Mundial, de regreso a Japón, So Doshin, el fundador del Shorinji Kempo, se encontró con una sociedad desolada y hundida en la miseria material y moral. Durante la guerra había podido comprobar cómo la maldad o la bondad de las personas con posiciones de poder podía influir de manera determinante en los demás, y comprendió que para crear una sociedad en paz y armonía en la que todos pudieran disfrutar de su existencia había que educar a la gente para que su influencia en los demás fuese siempre positiva. Con esta idea en mente, So Doshin decidió ayudar a sus compatriotas. Se dio cuenta de que la práctica y la filosofía de las artes marciales que él había estudiado durante años podían ayudar a educar a los jóvenes inculcándoles compasión, valor y sentido de la justicia. Con esta idea en mente fundó el Shorinji Kempo, con tres objetivos principales: salud, desarrollo espiritual y defensa personal.

Así pues, el Shorinji Kempo posee un marcado carácter formativo, y además de enseñar un sistema de defensa personal eficaz, pretende el desarrollo personal de sus practicantes, proporcionando seguridad en uno mismo, valor, serenidad... y fomentando la responsabilidad, la tolerancia, la solidaridad, la sociabilidad, el respeto y la cortesía; pero el Shorinji Kempo busca todo esto a través de la práctica física, y no sólo por medio de las palabras; por eso la transmisión de los valores y el desarrollo de las virtudes ha de lograrse, en el Shorinji Kempo, a través del lenguaje dinámico de la práctica marcial, y de su rico y complejo proceso de aprendizaje, y no tanto por medio de las palabras y los discursos; de hecho el Shorinji Kempo nació como una alternativa a la idea de difundir principios éticos a través de la teoría solamente.

 

El Shorinji Kempo, pues, no es un arte marcial creado solamente para la defensa personal y el combate; tampoco es un deporte para mantenerse en forma y simplemente pasar el rato, o para ganar competiciones y trofeos, sino que es mucho más que eso, ya que constituye un método para fortalecer el cuerpo, formar el carácter, equilibrar la mente, desarrollar un espíritu compasivo y lograr que la gente adquiera iniciativa y determinación, intentando además que la búsqueda de la propia felicidad sea simultánea a la búsqueda de la felicidad de los demás, y no a costa de ella.

Por lo tanto, el reto del Shorinji Kempo está más allá de la autodefensa, y pretende preparar a la gente para superar los desafíos siempre presentes de la vida cotidiana con toda la energía, valor e inteligencia necesarios. Su práctica no es competitiva, ni tiene un carácter deportivo, pues uno solamente tiene que competir contra sus propias limitaciones. Pero el carácter filosófico del Shorinji Kempo no implica una actitud mística en sus practicantes, ni un predominio de la meditación por encima de la práctica marcial, sino que indica simplemente que la práctica del Shorinji Kempo pretende estimular el desarrollo de las potencialidades de todos los que se acerquen a estudiarlo.

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